No se conforma Marc Márquez, pese a que tenga el Mundial completamente dominado. Sólo le vale ganar, alargar esta gloriosa racha. Ahora están más cerca sus rivales, pero resiste por puro talento, por el pundonor de campeón. En Montmeló, en casa, no quiso dejar pasar la oportunidad de sumar la séptima victoria del año. Remontó a Rossi primero y aguantó el feroz ataque de Pedrosa después. Se impuso por coraje el día que el apellido Márquez reinó por encima de todas las cosas.
Otra carrera para el recuerdo, esta vez bajo el amenazador cielo del Vallés, que aguantó la lluvia. Lo intentan de todas formas, pero nadie destrona a Márquez. Esta vez fue su compañero de equipo el que le quiso poner contra las cuerdas, el que apretó con todas sus fuerzas. Una última vuelta tremenda, pero el error llegó del lado de Pedrosa en su empuje. Apuró tanto que llegó a tocar con su rueda delantera la trasera de Márquez. Salvó la caída, pero no el segundo puesto, que fue para Valentino Rossi. Jorge Lorenzo, sólo pujante al comienzo, acabó cuarto, descolgado del trío.
La prueba amaneció más pareja que nunca, con Lorenzo en cabeza, aunque sin poder abrir hueco. En el box, todas las motos con la configuración de agua preparadas. Pronto se descolgó del quinteto Bradl, para dejar a los cuatro colosos en la batalla.
El primero en abrir el juego fue Rossi, que se colocó en cabeza en la vuelta cuatro. El ritmo de Lorenzo no era el que esperaba, el que le había hecho ganar en Montmeló los dos últimos años. Al poco, también Márquez le superó. Y después Pedrosa.
Se sucedieron los sustos y adelantamientos, mientras Lorenzo, con problemas, se descolgaba. En un tremendo recto en la curva de final de meta -donde, como en Mugello, se vieron los principales adelantamientos- le hizo ceder casi un segundo. Cada vez que perdía la plaza, no dudaba Marc en tirar de agresividad para recuperarla. Ese fallo propició una pequeña escapada de Rossi.
Pero, un puñado de giros después, Márquez y Pedrosa recuperaron el terreno perdido. A falta de siete vueltas, cuando el líder del Mundial tomó la cabeza, una bandera amarilla llevó el caos al circuito. Levantaron la mano y pareció que empezaba a llover. El parón permitió a Lorenzo reengancharse, pero sólo fue un cruel espejismo para el balear.
En las últimas vueltas, no pudo aguantar tampoco Rossi, aunque iba a tener un inesperado premio final. Por primera vez en mucho tiempo, el duelo fue entre las dos Repsol Honda, corajudo Pedrosa, encima de su compañero, atacándole y llevándole al límite, aunque fuera ahí precisamente donde él fallara. Un toque que pudo ser ruina para ambos. "Ha sido una última vuelta excitante. Ha cerrado todos los huecos", confesaba Pedrosa, que salvó la caída pero no el segundo puesto, que fue para un Rossi que estaba a la expectativa.